LAS RABONAS DE TARMA, LAS HEROÍNAS DESCONOCIDAS.
(Homenaje a la Mujer Tarmeña y Peruana)
Dr. Moisès Tacuri Garcìa.
Cirujano del Hospital de Tarma
Docente de la Universidad Nacional Daniel Alcides
Carrión.
“..La Rabona consoló, Enjugó las lágrimas, calmó la sed
y cuidó de las heridas del soldado, interpuso
su mano
entre el infierno abatido y la bayoneta del
enemigo
que
lo repasaba. Imploró, lloró y oró, amargamente,
ante el cadáver del ser que era todo su mundo.
Lo
ayudó a “bien morir”, le cerró los ojos, lo enterró,
tomó
sus armas y continuó, con bravura, la defensa
de
su patria; patria que es de todos y que ella contribuyó
a modelar. ¿Merece o no nuestro recuerdo y
homenaje?...”
Jorge
Basadre Grohmann (2).
“Rabona”, es un
nombre que en definitiva suena despectivo, pero era el nombre que allà en los
años de 1879 nominaba a las mujeres que eran las acompañantes, pero que ademàs
atendían a los soldados heridos o no, en la infausta Guerra del Pacìfico,
Guerra que enfrentó a nuestro país con los vecinos del Sur : Chile.
Ser “Rabona”
equivalía a ser el “rabo”o “cola”, la que tenian que llevar detrás, la
soldadesca Peruana, por que siempre caminaban usualmente detràs del soldado sea
este oficial o parte de la tropa. Según flora Tristán muchas veces también marchaban
en la avanzada o adelante para preparar el terreno donde se iba a acampar y
preparar las vituallas de los soldados. También se consideran a las rabonas
como descendientes de las “Pani Kunas” palabra quechua que significa “Familia”.
A nivel del Ejèrcito
se les puso otro nombre : “Cantineras”, por que llevaban unos jarrones o
cántaros de arcilla conteniendo agua o licor llamados “Cantinas”, pero sin
embargo su importante rol , hasta ahora no ha merecido ningún reconocimiento
oficial como debiera ser, ni mucho menos un monumento o el nombre de una calle a
esa mujer desconocida que tuvo un papel tan importante en esos días aciagos de
la Guerra del Guano y del Salitre con los vecinos del sur: Chile.
Las “Rabonas”
eran voluntarias, muchas de ellas lo hacían para servir a la patria, y otras
por amor a sus parejas, por lo que sin dudarlo se enrolaban al ejército al lado
de sus amados, dispuestas a morir por el Perù junto a los seres que tanto
querìan, las rabonas cocinaban, lavaban los uniformes, atendían a los soldados
heridos oficiando de enfermeras, e iban al mismo frente de batalla y muchas
veces suplicaban a los enemigos, que no acaben con la vida de su pareja herida,
muchas de ellas (se asume ello por que no tenían donde dejar a sus hijos
pequeños), llevaban a las espaldas a sus bebès, por increíble y duro que ello
suene.
Las “Rabonas” o
“Cantineras peruanas, aprendìan su enfermerìa elemental como
vendajes, hemostasia básica, etc.
durante los cruentos enfrentamientos en el mismo campo de batalla, no recibìan un sueldo sinò màs
bien una propina, su uniforme era su propia ropa típica de uso civil y todo lo hacían por amor a la patria y a su ser amado al cual
lo atendían con un profundo cariño y devoción, por esta razón a las “Rabonas”
en un tono burlesco, los soldados “Solos”, también las llamaban “Las amorosas” .
La Rabona Peruana típica de la Guerra del Pacífico, al lado de su pareja apoyándolo
en las buenas y en las malas y muriendo las más de las veces a su lado
|
El nombre de “Cantinera” (o “Rabona” para el caso peruano) también lo utilizaba el Ejèrcito Chileno, en cuyo caso todas ellas tenìan capacitación previa de Enfermerìa elemental, atendían a sus heridos con mayor técnica, llevaban una suerte de neceser o morral donde llevaban medicamentos, pero sobre todo eran parte oficial del Ejèrcito Chileno y hasta recibìan un pago decoroso por esa función así como un lucido uniforme. y un rifle por si fuera necesario.
La "Cantinera Chilena", llevando su Cantina donde cargaba agua y su morral
inseparable donde portaba los elementos básicos de atención al herido.
|
La Rabona y el
Rabonazgo (Su actitud), son hechos sociales históricos que corresponden al
folklore nacional (me atrevo a decir que algo de ello persiste cuando vemos
pasar de la montaña o de la sierra a Lima, a los choferes de camiones pesados
al lado de sus parejas). Nuestra independencia se hizo con montoneros
(Guerrilleros), los cuales eran gente humilde, indios y Cholos (Según refiere
Germán Parra). Ellos integraban el grupo de montoneros con su familia (no solo
la mujer sinó muchas veces con sus vástagos), la mujer los seguía a todas
partes y servía a su marido.
La Guerra del
pacífico nos cogió con esta característica social, cuando se practicaba la
“Leva” o incorporación al ejército de los ciudadanos de las calles, el recluta
pasaba a las unidades, informalmente, con su mujer. Hombre y mujer eran una
unidad inseparable en donde estuvieran y el ejército era un lugar más.
Durante las
campañas terrestres filas de mujeres seguían a los soldados del Ejército Peruano,
lo que originaría su apelativo peyorativo de “Rabona”, sin embargo aparte de
ser su soporte del soldado, cuando no había combate era el primer auxilio
médico cuando estos caían heridos, constituyéndose en todo un servicio médico
empírico, pues ellas estuvieron en el mismo frente de Batalla y al alcance de
sus soldados, toda vez que la poca asistencia médica del soldado peruano fue la
constante en la mayor parte de las Batallas libradas contra el ejército
chileno. Ellas proporcionaban apoyo logístico tolerado, eficaz e
individualizado. Apoyo destinado a cada “Cholo” o “Indio” de nuestro ejército.
Cuando el soldado caía, el auxilio inmediato venía de la Rabona.
El gran
historiador peruano Jorge Basadre cita y ensalza a las Rabonas peruanas como sigue
: “…Así como del coloniaje nos acordamos
demasiado de las calesas y nos olvidamos de los obrajes, así también en la
República el recuerdo es para las tapadas con olvido de las Rabonas. La tapada
anda por los portales ruidosos, de corrillos y pregones; por las iglesias, por
el puente , por la alameda, con el encanto del misterio. La Rabona también es
andariega, pero son leguas y leguas las que recorre, por cerros, arenales y
quebradas, La Tapada es una Flor, La Rabona es leal a su hombre y a su Batallón, perro por la sumisión, llama
por lo útil, tigre por el valor, salvaje y fea por lo dolorosa…”(2).
Cuando se
desataba el terrorífico caos de las Batallas y luego de ella el dantesco
espectáculo de los cadáveres y de los miles de heridos clamando por ayuda,
nadie los atendía, las ambulancias así como el personal médico, brillaban por
su ausencia, allí entraban a tallar en
medio de lágrimas de desconsuelo, las Rabonas peruanas, ya sea para curar las
heridas, ya sea para calmar el dolor de los moribundos o en la macabra escena
de enterrar en las fosas comunes a los muertos, en las grandes Batallas como la
de Tacna o Alto de la Alianza, el desastre superó a la voluntad y las
posibilidades de estas mujeres, muchos de los cadáveres quedaron en la
superficie y el viento, la arena y los animales carroñeros hicieron su triste
parte.
La rabona no
era una visitadora o mujer para la diversión solaz y fugaz de los soldados, la
rabona era una mujer honrada, patriota y enamorada de su hombre y este amor constituía
su único mundo, se las nominaba oficialmente y por escrito a su soldado.
¡Cuan útil fue
y cuan sacrificada !, ¡Cuan olvidada hasta hoy!, ¡Cuánto servicio a la patria y
cuanta ingratitud!!(1).
Existe un
cuadro del pintor Ramón Muñiz titulado “El Repase”, donde se puede apreciar a
una rabona peruana con su hijo pequeño, acaso muerto, en el suelo, suplicando al lado de su pareja
herida que un soldado del ejército chileno no lo mate, cuadro que habla por si
sola de toda la crueldad de la Guerra, cuando sus
jefes ordenaban a los efectivos del Ejército Chileno que no quede ni un soldado peruano con vida. En este cuadro
como refiere Manuel Zanutelli Rosas en el libro del Ejército Peruano: “DE LOS
REDUCTOS A JULCAMARCA (16 Ene.1881-22 Feb.1882)”, se inmortalizó a la modesta
mujer del pueblo que con el nombre de “rabona”,
seguía al soldado peruano en las batallas o lo acompañada en toda la
campaña en su vivir cotidiano.
"El Repase", óleo del oprobio de Ramón Muñiz que grabó para la posteridad
y que retrata la impiadosa escena de aniquilar al soldado herido y vencido.
|
Cada Batallón
tenía cantineras como son nombradas en la filas de revista que se conservan en
el Archivo Histórico Militar, aunque el término “Rabona” era el más difundido.
En el periódico
“El Nacional” del 09 de octubre de 1876 se dice (3): “Las Rabonas del Batallón
Ayacucho en número como de doscientos fueron hoy al palacio de Gobierno,
pidiendo se les remitiera al lugar donde se encuentran sus esposos. Las “Amorosas”
como también se las llama, renuncian al diario pago que se les da, a fin de
cubrir con él, los gastos que ocasione su viaje”…
Como se puede
apreciar eran un número considerable por Batallón, y la mayoría pasaba a ser
unidad con sus Parejas o esposos, además pone de manifiesto que recibían del
Estado una modesta suma de dinero que quizá era para la preparación de su
alimentación; lo que oficializaba su condición de mancebas (3).
Refiere Eduardo
Mendoza Melendez, mayor E.P. miembro de la Comisión permanente de Historia del
Ejército, Historiador Concepcionino de mucha autoridad (4) : “…En todos los
acontecimientos, al lado del héroe, del caudillo, del hombre que lucha por la
libertad, está la presencia de la mujer, unas veces como activista, otras como
luchadora pertinaz; como sembradora de los ideales patrióticos en los corazones
y en las mentes de los seres que le rodean, y otras veces dulcificando las
tristezas de las derrotas y las heridas, dejadas por el vencedor, con palabras
de aliento…”
También refiere
Melendez: “…La rabona aparece en la misma formación de los ejércitos
improvisados pare enfrentar la agresión. Su origen histórico conocido se encuentra
muy posiblemente en los momentos iniciales de la Emancipación, cuando el
ejército le arrebata de su lado a su hombre. A comienzos de la contienda, los
ejércitos se organizaban a base de masas indígenas reclutadas a la fuerza. En
aquellas épocas aparecen consentidamente las mujeres acompañando a sus maridos
en el servicio militar, era una buena forma de atraer al indio y conservarlo en
filas, los caudillos consideraban esta costumbre durante sus correrías. Entre
ellas surgieron numerosas heroínas…”
La Rabona, en la pintura peruana |
Refieren
diversos autores que no solo acompañaron a los soldados peruanos las esposas o
parejas sino también las madres, hermanas e hijas de los mismos, y no solo
cuidaban en los campamentos la preparación de la comida, el lavado de la ropa
del soldado, sino que muchas veces recorrían los campos de batalla para
localizarlo entre los heridos para curarlo, entre los muertos para enterrarlo,
a veces entre los fuegos de la batalla y las más de las veces para coger el
fusil del soldado caído y morir peleando fieramente por su patria al lado de
sus menores hijos que los cargaban en las espaldas.
El Estado raras
veces les acordó apoyo; las ignoró y ni siquiera las mencionaban en los partes
oficiales de las marchas y batallas ( A pesar de que murieron varios cientos de
ellas).El Señor Francisco Mostajo publicó en las Crónicas de Lima un artículo titulado “La Rabona, Heroína Nacional” (4), allí refiere : “…La Rabona fue un tipo popular y soldadesco, al par que histórico, de mujer indígena que tiene su rincón en la vida de la nacionalidad, pero que ha sido olvidada por humilde…marchaba formando enjambre con sus compañeras de condición y suerte, lado a lado con el grupo de indios; ellas al llegar a la ciudad vestían el uniforme al soldado, pero ellas no variaban su vestimenta peculiar de vasta tela, tejida en el mismo Ayllu, incluso la lliclla y los sombreros típicos de la zona de donde procedían, a pie cruzaba los caminos, con planta ligera, ágil cuerpo, hilando casi siempre con la “Puchca” clásica y el “Quipe” de trabajos domesticos a la espalda donde también cargaba a sus bebés o guaguas los que iban asomando con su Chullito.
Ya en el cuartel la Rabonas armaban sus “VIVAC” o chozas a la usanza del campo, con todo lo que poseían del lugar, con la pobreza propia de la escasez de todo, allí habitaban, allí cocinaban, ahí todo. Incluso cuando los reclutas se emborrachaban hasta caer rendidos de ebriedad, la Rabonas cual ángeles guardianes se sentaban al costado para velar su sueño, incluso cuando su soldado la maltrataba no dejaba que alguien interviniese para calmar los ímpetus agresivos de su pareja y decía “Ustedes que se meten él es mi marido, para que me pegue, aunque me mate, para eso es mi marido…”. Tal era la sumisión y amor de estas heroínas, que no solo soportaban las inclemencias de la pobreza, del cansancio y al enemigo, sino también, a veces, al maltrato de su pareja a la que fue sometida.
Vivac o Choza |
Era frecuente los alumbramientos en plena marcha o campaña, al dar a luz eran asistidas por sus similares, curiosas o comadronas con toda la precariedad sanitaria obvia de estos tiempos tan duros para nuestra patria.
Abnegada mujer, la Rabona, sublime si se contempla el fondo de su actitud, sin darse cuenta acaso, servía valerosamente a la patria. La Guerra con Chile fue el último cuadro de su grandiosidad. ¡De cuantas escenas sería ella la heroína anónima, como mujer de soldado desconocido! Paralelo a este debía de erigirse un monumento para que esté completo el símbolo de la contribución de Sangre de los autóctonos peruanos a la Nacionalidad. “A la humilde india de nuestro ejército le basta su humildad y su abnegación para ser ensalzada con la voz de la historia, la página de una novela o el canto de la poesía” (4).
El soldado Manuel Parra, al lado de su pareja, la cual oficiaría
también de "Rabona". (Foto Cortesía Jonathan Saona)
|
Igualmente
abnegada y patriota fue Leonor Ordoñez Surichaqui, Jaujina, esposa del Sargento
Felipe Vilcahuamán del Batallón concepción N°27, peleó fieramente al lado de
este en la Batallas de San Juan y de Miraflores un 13 y 15 de enero de 1881, en
la Defensa de Lima, José torres Lara (4), como sobreviviente de estas batallas
dice textualmente : “…Durante la batalla, las rabonas repartían agua a los
reductos y, llegado el momento del ataque, ayudaban a dotar de municiones a los
defensores de la ciudad…”, en este grupo de heroínas se encontraba Leonor
Ordóñez, peleando en el Reducto N°2. Ya volviendo al Valle del Mantaro, ante la
proximidad del ejército Chileno, se transforma en una gran activista de la
resistencia peruana y convence a sus paisanos a unirse por la defensa del Perú,
conforma una Guerrilla de 35 hombres y 5 mujeres de la que fue su caudilla.
Llegados los Chilenos a Huaripampa, ella decide intervenir con su guerrilla,
cuyas armas eran rudimentarias, hondas, rejones y piedras, va al escenario de
Batalla con una bandera en su mano y con un rejón en la otra, se enfrentó a los
Chilenos en un lugar llamado Atoshpampa, perdiendo la vida heroicamente al lado
de su bandera bicolor, Gloria Eterna a esta gran peruana!!!.
Uno de los pocos monumentos dedicados a una Rabona y patriota
como lo fue una de las Mártires de la Guerra del Pacífico
La Jaujina " Leonor Ordoñez"
|
De considerable
valor histórico son Rosa Pérez, Valentina Melgar y Joaquina Avila de Lindo,
Valientes huancaínas (oriundas de Sicaya) que se inmolaron en el Combate de
Carato en Chupaca un 19 de Abril de 1882, Mujeres guerreras que dieron su vida
en este desigual combate peleando como leonas y en inferioridad de condiciones
defendiendo al Perú.
Mención aparte
merece Antonia Moreno de Cáceres, denominada “La primera Rabona del Perú”,
Iqueña, esposa del Gran y Valiente
Militar Peruano Andrés Avelino Cáceres, héroe de nuestra resistencia y que
enarboló la Dignidad Nacional, cuya madre de este último tenía su vivienda en
nuestra ciudad de Tarma (en lo que ahora es nuestra subprefectura y Comisaría
de Tarma) Llamada Justa Dorregaray , la que también tenía chacras en
Huasahuasi.Antonia Moreno de Cáceres, Esposa del Mariscal Andrés Avelino Cáceres Ejemplo de mujer y esposa llamada también "La Primera Rabona del Perú" |
Antonia Moreno y sus pequeñas hijas las cuales cargaron a sus tiernas espaldas
el horror de la guerra.
|
Tarma y la mujer
Tarmeña, no fue la excepción ante el llamado de la patria, cuando el presidente
De Facto Nicolás de Piérola hizo un llamamiento a nivel Nacional para que los
varones se enrolasen al ejército, para defender la caída de la capital Lima, muchos varones lo hicieron de corazón y
convencidos de dar su vida a la Patria, pero también (esto se tiene que
referir), varios cobardes huyeron a las alturas con el objeto de no ir a la
Guerra, sin embargo las mujeres tarmeñas y peruanas dieron un gran ejemplo y
tal como dice el Historiador Tarmeño Alejandro palomino, en su libro “LA
PARTICIPACIÓN DE LOS TARMEÑOS EN LA GUERRA CON CHILE”: “…Ernesto A. Rivas en
sus EPISODIOS NACIONALES DE LA GUERRA DEL PACIFICO, refiriéndose a la acción de
la mujer peruana, expresaba lo siguiente: “Las madres acallando el sentimiento
de sincero cariño para sus hijos y ocultándoles las lágrimas, los exhortaban al
cumplimiento patriótico de su deber con palabras llenas de aliento; las esposas
se desprendían alocadas de dolor de sus compañeros, dejándolos marchar a los
campos de Batalla; los amantes jurándose
amor eterno, postergaban la realización de sus sueños de dicha para cuando la
patria no necesitase de su esfuerzo bélico de los buenos”. Al mismo tiempo nos
relata interesantes anécdotas recogidas en Tarma , en las que se pone de
manifiesto la altivez y gallardía de la madre de uno de los valientes soldados
que defendió nuestra soberanía, doña Justa Dorregaray y Cuevas madre del
General Andrés Avelino Cáceres, quién residía en la bella ciudad de Tarma
durante la Guerra con Chile. (6).
La ciudad de Tarma a comienzos del siglo pasado, donde radicaba
la Dama Justa Dorregaray, Madre de Cáceres (Fotografía de la Colección
de la Comisión permanente de la Historia del Ejército.
|
La mujer Tarmeña
participó en su gran parte como “Rabona”, en la Guerra del pacífico, muchas de
ellas ignoradas por la historia, muchas de ellas desconocidas por sus propios paisanos,
sin embargo es propicia la ocasión para recordarlas y honrarlas como ellas verdaderamente
se merecen.
A lo largo del
artículo se mencionó su participación, pero es justo y necesario referir que
ellas figuran objetivamente enroladas en la lista oficial del Ejército. Al
ingresar al Ejército y al hacer tal procedimiento se las refería como : “Nombre
de la Cantinera”, seguida de “Soldado a quien pertenece” , es decir a cada una de
ellas se les asignaba un soldado para atender y era natural que sea su pareja,
esposa o familiar del soldado. Hay un documento escrito a pluma y tinta donde
se aprecia a un grupo de integrantes de nuestro Batallón Tarma N° 7, conjuntamente
con sus Rabonas que obra en el Archivo Histórico Militar del Perú (8). Este
documento es muy valioso, pues está firmado por el Sargento mayor Néstor
Bermúdez y refrendado por el Coronel Francisco Mendizabal, nada menos que el
jefe del batallón Tarma N°7. Fechada en el Callao en diciembre de 1880 en la
víspera de las Batallas de San Juan y Miraflores. A continuación transcribo
parte de este listado de tanta significancia para nosotros como Tarmeños, que
demuestra fehacientemente el rol de la mujer Tarmeña en la Guerra del Pacífico
(Copia textual).
BATALLÓN TARMA
N°7
Nombre de las
Cantineras que existen en el espresado
Soldado a quienes pertenecen
|
|||
Nombre de las Cantineras
|
Clases
|
Nombres
|
Compañía
|
Rosa Castro
|
Soldado
|
Antonio paredes
|
1ra
|
Andrea Sarmiento
|
Soldado
|
José Román
|
1ra
|
Concepción Pacheco
|
Sargto 2°
|
Rufino Gomes
|
1ra
|
Manuela Galarza
|
Sargto 1°
|
Enrique Maldonado
|
1ra
|
Lucía Duran
|
Sargto 2°
|
Manuel murillo
|
1ra
|
Micaela Herrera
|
Soldado
|
Celso Peres
|
1ra
|
Catalina Almonacín
|
Soldado
|
Néstor Mercado
|
1ra
|
Carmela Montalvo
|
Soldado
|
Manuel Villa
|
1ra
|
Valentina Jara
|
Soldado
|
José villanueva
|
1ra
|
Damiana Gomes
|
Soldado
|
Cecilio Morales
|
1ra
|
Francisca Ramos
|
Cabo 2°
|
Espíritu Muñoz
|
1ra
|
María Medina
|
Cabo 2°
|
Asencio Egoabil
|
1ra
|
Francisca amaro
|
Soldado
|
Jonás navarro
|
1ra
|
Joaquina Tarazona
|
Soldado
|
Santos Cahuana
|
1ra
|
Lucía Sanches
|
Soldado
|
Florentino Leyva
|
1ra
|
Juana Córdova
|
Soldado
|
Santiago vivanco
|
2da
|
Estefania Velasquez
|
Soldado
|
Luis lino
|
2da
|
María Ana Balverde
|
Cabo 1ro
|
Isidro Amaro
|
2da
|
Micaela Alarcón
|
Soldado
|
Protacio Arrieta
|
da
|
Juana Vera
|
Cabo 1ro
|
Felipe vivanco
|
2da
|
Narsisa Egoabil
|
Soldado
|
Francisco Miguel
|
2da
|
Dionisia Sanchez
|
Sargto 2°
|
Saturnino Razuri
|
2da
|
Francisca Alarcón
|
Soldado
|
Dionisio Leyva
|
2da
|
Camila Sanches
|
Soldado
|
Gabriel Amaro
|
2da
|
Alejandra Blancas
|
Cabo 1°
|
Miguel Gonzales
|
3ra
|
Patrocinia Valdes
|
Soldado
|
Angel Poma
|
3ra
|
Matilde Pando
|
Soldado
|
Manuel Torres
|
3ra
|
Bartola Capcha
|
Cabo 2°
|
Pablo amaro
|
3ra
|
Leona Samaniego
|
Soldado
|
Casimiro Ñaupari
|
3ra
|
Gregoria Vilches
|
Sargto 1°
|
José Romero
|
3ra
|
Maria Rojas
|
Soldado
|
Benito pantoja
|
3ra
|
Manuela Camargo
|
Soldado
|
Bentura Cayetano
|
3ra
|
Rosa Conde
|
Soldado
|
Hilario Medina
|
4ta
|
Emilia Rojas
|
Cabo 1°
|
Francisco Fernandes
|
4ta
|
Eucebia Bueno
|
Sargto 2°
|
José Solórzano
|
4ta
|
Antonia Vargas
|
Soldado
|
Esteban Vargas
|
4ta
|
Eucebia Bravo
|
Soldado
|
Segundo Ramires
|
4ta
|
Manuela Castro
|
Sargto 2°
|
Andrés Rojas
|
5ta
|
Manuela Pacahuala
|
Sargto 2°
|
Mariano Viscarra
|
5ta
|
María Puente
|
Soldado
|
Damaso Davalos
|
5ta
|
Lorena Bustamante
|
Cabo 2°
|
Miguel Vargas
|
5ta
|
Isabel Quispe
|
Soldado
|
Julián Gutierres
|
5ta
|
Victoria Zevallos
|
Soldado
|
Florentino barrios
|
5ta
|
Francisca Rosas
|
Sargto 2°
|
Ignacio Vivar
|
5ta
|
Jesus Villavicencio
|
Sargto 2°
|
Manuel Chavez
|
5ta
|
Rosa Soria
|
Soldado
|
Eucebio Vega
|
5ta
|
Natividad Gomez
|
Soldado
|
León ojeda
|
6ta
|
Cipriana Lopez
|
Soldado
|
Juan Rosales
|
6ta
|
María Rojas
|
Soldado
|
Miguel Mesa
|
6ta
|
Candelaria Silverio
|
Cabo 1°
|
Doroteo Porras
|
6ta
|
Leocadia Goyas
|
Sargto 2°
|
Francisco Salirosas
|
6ta
|
Escolástica Adrián
|
Soldado
|
Mariano Barra
|
6ta
|
Rosario Caro
|
Sargto 2°
|
Cecilio huertas
|
6ta
|
Natibidad Rivera
|
Soldado
|
Julián Chigua
|
6ta
|
Nolberta Rosales
|
Soldado
|
Felipe Fabian
|
6ta
|
Vicenta Mandujano
|
Soldado
|
José Tasa
|
6ta
|
Juana sovero
|
Músico
|
Felipe Morales
|
B.M.
|
Juna Yapias
|
Músico
|
Domingo Villanueva
|
B.M.
|
Juana Romero
|
Músico
|
Protacio Mayo
|
B.M.
|
Feliciana Lopez
|
Músico
|
Guillermo Salazar
|
B.M.
|
Antonia soto
|
Músico
|
Bartolomé Yauri
|
B.M.
|
Nicolasa García
|
Músico
|
Santiago Sinchi
|
B.M.
|
Elena Francia
|
Músico
|
Manuel Arellano
|
B.M.
|
Anselma Rosas
|
Músico
|
Feliciano de la Cruz
|
B.M.
|
Ciriaca Cárdenas
|
Músico
|
Juan poma
|
B.M.
|
Petronila Galvez
|
Músico
|
Agustín Quispe
|
B.M.
|
Manuela Balverde
|
Músico
|
León Baldoceda
|
B.M.
|
Avelina Augusti
|
Músico
|
León Cueva
|
B.M.
|
Petronila Rojas
|
Músico
|
Manuel Lavado
|
B.M.
|
Petronila López
|
Músico
|
Manuel Machuca
|
B.M.
|
Dionisia Quispe
|
Músico
|
Manuel Lopez
|
B.M.
|
Eliana Caro
|
Sargto 1°
|
Buenaventura Lopez
|
B.M.
|
Callao, Diciembre de 1880
Firma : N. A.
Bermúdez
Visto Bueno :
Francisco Mendizabal
Imágenes de los Archivos Históricos Militares del Perú
(Documentos muy valiosos para los Tarmeños)
|
Como se puede
apreciar, amable lector, no todas las rabonas eran de procedencia indígena y
humilde, muchas de ellas provenían de familias respetables de Tarma, lo que nos
hace inferir que todas las clases sociales, todas las razas, tuvieron una
patriótica participación, y es factible suponer que casi hubo un ejército
paralelo que un buen número de textos no han considerado : Las Rabonas de Tarma
y del Perú.
Antes de
culminar este artículo que rinde un homenaje a nuestra mujer Tarmeña y Peruana,
valiente y patriota quiero referir a dos mujeres que ensalzan desde sus
profesiones a la Mujer de la Guerra del pacífico, Ella Dunbar Temple y Delfina
Paredes, la primera es Historiadora y resume en sus sabias palabras lo que
fueron en si las Rabonas y las mujeres Peruanas de la Guerra del Pacífico : “…
En particular en la Resistencia de la Breña, la mujer peruana no solo fue la
compañera de fatiga y andanzas de los combatientes, aliento, estímulo y fuentes
de energía de jefes y soldados, sinó que luchó, rifle o rejón en mano y murió
casi siempre en forma oscura y anónima, a la vuelta de un risco, en lo alto de
un peñón, en el vado de un río. Esas mujeres vivieron en todos sus alcances, el
peligrosísimo y duro lapso de esa campaña cuya inseguridad corrió a la par de
su grandeza. Fueron así actoras de los sucesos bélicos y fenecieron sus días aún
con mayor silencio en su contorno, porque resulta difícil rescatar todos sus nombres
que nos regatean las fuentes, al igual que sus concretas peripecias
personales…”.(7).
La segunda
mujer contemporánea es Delfina Paredes, nuestra gran actriz Nacional, que en una
prodigiosa actitud actoral hace un monólogo de una rabona llamada Evangelina,
en esa bella obra “EVANGELINA RETORNA DE LA BREÑA”, cuyo segundo acto lo situa
en Tarma, desde el cuartel General de Cáceres, pieza teatral que a todo buen
peruano consterna y le arranca las lágrimas, por la forma como narra acontecimientos
históricos tan dolorosos para nuestra patria y sobre todo esa genial capacidad
de meterse en la piel de una rabona y sentir lo que dice y hacernos sentir como
espectadores esos amargos sucesos y su vida errante de Rabona peruana, fiel y
leal a su esposo, pero sobre todo fiel y leal a su bandera y al Perú que la vió
nacer.
Buen Monólogo, que todo buen peruano no debería dejar de ver
"EVANGELINA RETORNA DE LA BREÑA".
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¡¡¡ VIVA LA
MUJER TARMEÑA Y PATRIOTA!!!
¡¡¡ VIVAN LA
MUJERES PERUANAS QUE SE INMOLARON POR NUESTRA PATRIA !!!
¡¡¡ VIVA EL
PERÚ!!!
BIBLIOGRAFIA
1) Parra Herrera, Germán :
LA GESTA DE LIMA , LA RABONA: MUJER SOLDADO”, Comisión permanente de
Historia del Ejército del Perú”, Imprenta del Ministerio de Guerra, primera
Edición 13 de Enero de 1998. Lima – Perú.
2) Basadre Grohmann, Jorge : Historia de la República del Perú
(1822-1933), Editorial Amauta impresiones Comerciales S.A.C., Producciones
Cantabria S.A.C., Abril 2015.
3) Zanutelli Rosas, Manuel : “Las Rabonas”, Comisión Permanente
de Historia del Ejércio del Perú. “DE LOS REDUCTOS A JULCMARCA 16 Ene. 1881 –
22 Feb. 1882. Imprenta del Ministerio de Guerra del Perú, Primera Edición, 9 de
diciembre de 1981.
4) Mendoza Melendez, Eduardo : “La Campaña de la Breña”, Tomo I,
Imprenta Fernando Aliaga, Tercera Edición 1993, Lima-perú.
5) Moreno de Cáceres, Antonia : “RECUERDOS DE LA CAMPAÑA DE LA
BREÑA (1881-1883)”, Imprenta de la Universidad Nacional San Luis Gonzaga de
Ica, Primera Edición, Abril 2012.
6) Palomino Vega, Alejandro : LA PARTICIPACION DE LOS TARMEÑOS
EN LA GUERRA CON CHILE; Imprenta DENIS MORZAN, Lima-perú, Noviembre del 2006.
7) Dunbar Temple, Ella : Comisión permanente de Historia del
Ejército del Perú, “Reflexiones sobre la Resistencia de la Breña”, pags. 38-44,
Imprenta del Ministerio de Guerra. Lima, Perú. Primera edición, Noviembre 1982.
8) Comisión Permanente de Historia del Ejército del Perú : Serie
Biográfica, Tomo I “LOS HEROES DE LA BREÑA”, Imprenta del Ministerio de Guerra,
primera Edición, julio de 1982, Lima – Perú.
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