DANIEL ALCIDES CARRION Y TARMA (CRONICA DE UNA INMOLACION)
Dr. Moisés Tacuri GarcíaCirujano del Hospital “Félix Mayorca soto”-Tarma.
“AUN NO HE MUERTO, AMIGO MIO, AHORA LES TOCA
A USTEDES,
TERMINAR LA OBRA YA COMENZADA,
SIGUIENDO
EL CAMINO QUE HE TRAZADO”.
Dia 5 de octubre de 1885, 11:30 pm, los ojos de un estudiante de
medicina de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, se cierran por siempre
a la par de la ausencia de sus signos vitales, había muerto luego de una penosa
enfermedad conocida en ese entonces como “Fiebre de la Oroya”, hay mucho dolor
y consternación entre sus colegas estudiantes, presentes en la habitación de la
Clínica Maisón de Santé y el llanto inconsolable del hermano menor del difunto
son el marco de una de las más grandes páginas de la Historia de la Medicina
Peruana, pues este no era un deceso cualquiera, era una muerte que aportaría
tremendamente al conocimiento del misterio de una enfermedad que en ese
entonces asolaba a los obreros que trabajaban en la construcción de las rieles
de Lima a Oroya, era una muerte insigne, era una inmolación por las Ciencias
Médicas…
Daniel Alcides Carrión García, nombre del fenecido estudiante de
Medicina, fallecido cuando contaba con 28 años de edad, fue un personaje que
con el tiempo llegó a convertirse en el paradigma del médico peruano a raíz de
su muerte, que no fue vana, pues la historia se encargó que a partir de
entonces se considere al 5 de octubre como día de la medicina Peruana.
Daniel A. Carrión nació en Cerro de Pasco el 13 de Agosto de 1857 en el
distrito de Chaupimarca, hijo del médico y también abogado Ecuatoriano Dn.
Baltazar Carrión, nacido en Loja, el cual buscó asilo político en el Perú luego
de un fracasado intento de tomar el poder de parte de su abuelo paterno el
general Juan José Flores. Al llegar Dn. Baltazar Carrión a Pasco conoce a Doña Dolores
García Navarro ciudadana pasqueña ( y que según otros autores sería Huancaína
).
En los tempranos años de Daniel A. Carrión (ocho años) quedó huérfano por la
muerte accidental de su padre, Pocos
años después de fallecer su padre, la madre de Carrión Dña. Dolores García
contrae nupcias con el primo de su padre, Dn. Alejandro Valdiviezo el cual
suplió la figura paterna de Carrión y le dió dos hermanos Teodoro y Mario (En
la foto debajo se aprecia de Izquierda a derecha a Carrión, su padre político
Dn. Alejo Valdiviezo y sus hermanos Teodoro y Mario).
No se conoce mucho de sus años de infancia, excepto algunos apuntes de su primo hermano Dn. Alberto Ungaro Navarro (quién
escribió el Libro “Biografía Juvenil de Carrión”, 1944) donde cuenta que una
vez el pequeño Carrión despertó sobresaltado de una pesadilla que tuvo y le
contó a su madre la cual refería : “sueña
que está estudiando en unos salones inmensos en otra ciudad que no es Cerro de
Pasco, ve en esos palacios, viejos barbudos, canosos que le enseñaban a leer y
estudiar aquellos libros como los que tenía su papá Baltazar y que esos señores
eran todos doctores, armados con sus
grandes cuchillos y sus mandiles blancos, cual carniceros, desollando hombres
sobre unas mesas, ve unos jardines en penumbra ; ve en otro lugar del local,
varios cadáveres desnudos sobre otras mesas … y asustado despierta al amanecer
del día , más triste aún de lo que era su carácter y llorando cuenta a su mamá
Dolores aquella pesadilla que había tenido por pensar en los estudios y por
saber las cosas ignoradas por él”… ( Todo ello en parte era cierto si
recordamos que aquellas épocas la cirugía se realizaba sin mayor asepsia o
cuidados de contaminar al paciente, con mandiles blancos y se anestesiaba con
un algodón empapado con éter, de igual modo habla de la triste soledad de los
cadáveres en las mesas de la morgue o en los anfiteatros donde se imparte la
enseñanza de la Anatomía Humana, N. de R.).
Fue un alumno sobresaliente, inteligente y muy hábil en sus años
estudiantiles según refieren sus biógrafos, y al revisar la bibliografía
existente me topé con un hecho que corroboraba lo que siempre había escuchado y
que relaciona al Martir de la medicina peruana con nuestra Provincia, este
texto se encuentra en el libro del Dr. Luis Deza Bringas en su obra “Daniel
Alcides Carrión” lo que transcribo para compartirlo con usted amable lector : …
“ No hay documentos sobre la educación
elemental o primaria de Carrión, pero se supone que debió parcialmente realizar
tales estudios en la única Escuela Municipal existente en su tiempo en Cerro de
Pasco y terminarlos en el Colegio Nacional de la ciudad de Tarma que desde 1860
funcionaba con el nombre de “San Ramón”…
Por otro lado José Peñaloza Jarrín y Ciro Maguiña Vargas en su libro : “Daniel A. Carrión, Biografía, la enfermedad
de Carrión y otras Bartonellas” refieren : “… Con respecto a sus estudios
primarios, éstos los realizó hasta el 5° año en la única Escuela Municipal
existente en su ciudad natal y el 6° año en el Colegio San Ramón de Tarma…”.
Al tener estos datos, en vano he
intentado que los docentes o funcionarios del “Colegio San Ramón” pudieran
proporcionarme algún certificado de estudios de tan insigne personaje, pero
lamentablemente todo parece indicar que se han perdido en el tiempo, quedando
sí estos datos que su primo hermano de Carrión, Dn.Alberto Ungaro refiere en su libro publicado en 1944, a raíz de la
información que su madre Guillermina
(hermana de la madre de Carrión) le confiara a Ungaro producto de las
conversaciones con Doña Dolores García, madre ejemplar y sufrida que quería lo mejor para Daniel A. Carrión,
pese a tantas dificultades.
Y efectivamente una de las razones por las que la madre de Carrión
trajo a su vástago a estudiar a Tarma en el emblemático “San Ramón” fue por la
calidad y fama que este Colegio ya tenía desde aquel entonces, recordemos que
un 14 de Julio de 1857 (El mismo año en que nacía Carrión), el R.P. Eusebio de
Bedoya (Argentina) fundaba el Colegio “San Ramón” con el nombre de “Colegio del
Orden”o “Colegio de Ciencias y Artes”, iniciando una verdadera revolución
educativa en Tarma y el Perú entero, funcionando originalmente en un local
cedido por la Municipalidad de ese entonces que quedaba en una casona en la
Plaza de Armas donde ahora funciona el local Municipal (En la foto adjunta se
aprecia el emblemático Colegio cuando funcionaba en la Plaza de Armas de
nuestra localidad).
(Antiguo y primer local del Colegio San Ramón que funcionaba en el Parque de la ciudad de Tarma, donde actualmentes es la Municipalidad, al fondo el camino a Mantarana) |
(El Primer y antiguo Local Sanramonino, antigua propiedad de la familia Arrieta. Donde estudió Daniel Alcides Carrión (Foto Cortesía de Victor Puente Caro) |
(Actual Local del Colegio San Ramón de Tarma, construido por el General Manuel A. Odría, cuna de grandes hombres de Tarma, Del Perú y del Mundo.) |
Completó sus estudios secundarios en el Colegio” Nuestra Señora de
Guadalupe” de Lima otro insigne Colegio, al culminar sus estudios básicos,
postula a la Universidad San Marcos, donde luego de rigurosos exámenes
generales y personales en varias materias accede a sus estudios básicos de
medicina en la Sección de “Ciencias Naturales”, que era el área a donde pertenecían
las Ciencias Médicas de aquel entonces, y se llevaban en sus primeros años
cursos generales (Cálculo, geometría, física, mecánica, cosmografía, química
elemental, historia natural, geología psicología, lógica, moral y latín), una
vez aprobado estos se matricula en la Facultad de medicina donde accede un cinco
de Abril de 1879, , día infausto para el país, pues ese día Chile declaraba la
Guerra al Perú. Lo que implica que parte de su formación académica lo tuvo en
los aciagos días de la Guerra y ocupación Chilena en la ciudad de Lima, lo que
no arredró a Carrión para proseguir sus estudios universitarios. El programa de
estudios médicos en ese entonces duraba siete años, sin considerar los años de
estudios generales o de Ciencias Naturales. Desde el primer año de estudios
médicos ya tenían la obligación de hacer prácticas hospitalarias dotándolo de
una temprana motivación médica y la responsabilidad de asistir a los
hospitales.
La guerra apremiaba es justo
referir que el mismo día de la declaratoria de guerra fue que los profesores y
alumnos de la Facultad de Medicina acordaron ceder sus haberes por todo el
tiempo que durara la guerra, creando las llamadas “Ambulancias del Ejército”,
en esos días el mismo Ministro de Educación Don Marian Paz Soldán, pedía al
rector de San Marcos que los alumnos sanmarquinos de todas la carreras formen
un cuerpo Militarizado lo cual fue aceptado por los estudiantes formando la
llamada “Columna Universitaria”, conformada por cuatro compañías. La columna
Fernandina de los estudiantes de medicina donde figuraba Carrión se llamó “INDEPENDENCIA”,
La Columna de Carrión se puso al mando del Coronel Juan Elcolobarrutia, aparte
de ello dada la profunda crisis económica
que vivía el país asolado por la Guerra no solo enrolarse era suficiente
y los estudiantes tenían que aportar con algo para la causa de defensa, Carrión
se desprendió generosamente de un mango de oro del bastón de su padre y diez
soles de plata. Cuando llegaron los chilenos a Lima se dieron sendas batallas
antes de la ocupación Chilena, la Batalla de San Juan y la de Miraflores donde
Carrión como estudiante prestó servicios en las ambulancias civiles y en los
llamados “Hospitales de Sangre”, instalados en Lima para atender a los heridos.
Luego de la estrepitosa derrota peruana y durante los años de ocupación
chilena (los que permanecieron desde el 17 de enero de 1881 hasta octubre de
1883) se reiniciaron las clases en la Facultad de medicina continuando Carrión
con sus estudios Universitarios.
Daniel Alcides Carrión fue un dedicado y buen estudiante, amaba como a
nadie su carrera, y como quiera que ya practicaba en los hospitales hubo un
caso que marcó su existencia al tomar conciencia de una enfermedad que
aniquilaba a un sinnúmero de pacientes que llegaban a Lima desde Cochacaya,
Santa Eulalia y las quebradas de Huarochirí, afectados por una enfermedad que
producía verrugas sangrantes, fiebre deterioro progresivo del estado general
hasta llevarlos, en una buena parte de casos, a la muerte. Esta enfermedad era
llamada en ese tiempo como verruga de sangre, verruga andícola, verruga de Castilla,
verruga de sapo, verruga de quínua y verruga mular, de la que poco se conocía a
su etiología o causante de la enfermedad, menos su tratamiento específico y
sobre todo de las formas clínicas de esta letal enfermedad.
Cuando se instaló la Academia Libre de Medicina el 29 de Julio de 1885,
el Dr. Manuel Odriozola presidente de la institución manifestó en su discurso de orden, la
convocatoria de un Concurso sobre la Verruga Peruana, Carrión que estaba
presente en dicha reunión tuvo una gran alegría porque además Carrión ya venía
estudiando desde 1881 esta enfermedad, que ya entonces era todo un problema de
salud pública aunado a su gran mortalidad, esta era una gran oportunidad para
aportar con sus conocimientos al manejo y conocimiento de esta enfermedad.
Lo que desvelaba los sueños a Carrión era demostrar que la fiebre de la
oroya y la Verruga Peruana eran parte o etapas de la misma enfermedad y en ello
basaría su trabajo a presentar al Concurso, por lo tanto rondó en su mente
demostrar ello, pero como no era común en ese entonces practicar con animales
tomó la decisión de experimentar en sí mismo, tomando una arriesgada y muy
peligrosa decisión, que incluso su madre nunca lo supo hasta después del fatal
desenlace, Carrión escribe en los ambientes del Hospital :
“…El 27 de Agosto de 1885, a las
10 a.m. obtuve (no sin dificultad) de mi amigo, el Dr. Evaristo Chavez que me
practicara cuatro inoculaciones, dos en cada brazo, cerca del sitio en donde se
hace la vacunación. Dichas inoculaciones se hicieron con la sangre
inmediatamente extraída por rasgadura de un tumor verrucoso de color rojo,
situado en la región superciliar derecha del enfermo Carmen Paredes. A los 20
minutos comenzaron a manifestarse algunos síntomas locales , tales como una
comezón bastante notable, seguida después de dolores pasajeros que
desaparecieron a las 2 horas siguientes. No ha habido síntomas de inflamación,
todo ha desaparecido sin dejar vestigio alguno…”
No sintió nada en los días
ulteriores luego de su inoculación hasta el 17 de setiembre de 1885 (día 21
luego de este procedimiento), donde empieza a presentar dolores articulares,
decaimiento y postración aunado a fiebre alta, todo lo cual escribe al detalle
el joven estudiante.
En los días siguientes empeora el
estado general, continúa la fiebre hay una marcada laxitud y falta total de
apetito, dolores musculares
generalizados y empezando a notar pequeñas manchas rojizas en la piel que él lo describe como “picaduras de pulga”.
El 26 de setiembre siente un
marcado decaimiento y fatiga muscular lo que le obliga a escribir : “… A
partir de hoy día me observarán mis compañeros, pues por mi parte confieso, me
sería imposible hacerlo…”
El día 28 escriben sus compañeros los que lo vigilaban y atendían con
los pocos recursos farmacológicos que en ese entonces se disponían : “…Se han alarmado, dijo, demasiado por mi
enfermedad; los síntomas que siento no pueden ser otros que los de la invasión
de la verruga, a la que muy en breve seguirá el período de erupción, y todo
desaparecerá. Sin embargo de esta aparente tranquilidad, bien se conocía que no
dejaba comprender la gravedad de su estado…”
Los días que siguen hay cada vez
mayor decaimiento, insomnio, fiebre leve, una falta total de apetito, vómitos
biliosos, deposiciones líquidas que empeoran su situación y ya no puede ni
levantarse de la cama.
El 03 de octubre sus compañeros
reportan : Temperatura 36.7°C, agravación considerable de todos los
síntomas que marchan acentuándose de la manera más rápida, lo evalúa el Dr.
Flores quién indica sea trasladado a la Clínica Maisón de Santé, lo que no fue
del agrado de Carrión (puesto que hasta el momento se encontraba en su
domicilio en casa de su madrina).
El 04 de Octubre, el propio Carrión expresa su deseo de ser trasladado
al Hospital Francés para que le hagan una transfusión de sangre (por la marcada
anemia que tenía), a las 11 a.m. de ese día 4 se dirige a su compañero
Izaguirre y le dice estas solemnes palabras : “AUN NO HE MUERTO, AMIGO MIO,
AHORA LES TOCA A USTEDES, TERMINAR LA OBRA YA COMENZADA, SIGUIENDO EL CAMINO
QUE HE TRAZADO”.
Hay una junta médica para decidir la transfusión al paciente Carrión, junta
conformada por el Dr. Villar, Romero, Flores y Chavez la cual inexplicablemente
decide aplazar la transfusión, hecho que contraria a Daniel A. Carrión, el
estado del paciente se agrava aún más.
Jueves 05 de Octubre: Carrión se encuentra en muy mal estado,
deshidratado, muy pálido ,adelgazado, empieza a desvariar, emite palabras
ininteligibles, entra en profundo sopor interrumpido en rato por quejidos, sin
embargo a las 11 y 20 p.m. emite sus últimas palabras en correcto Francés
dirigido a su amigo : “Enrique, C´est
fini” (Enrique, es el fin), pocos minutos después (11 y 30 p.m.) Daniel
Alcides Carrión García partía hacia la eternidad, cuando aún cursaba el 6° año
de medicina.
Posteriormente a su deceso hubo todo un escándalo acerca de como había
podido suceder esta esta muerte y sobre como se pudo provocar esta enfermedad
por voluntad propia de Carrión, en un inicio se culpó al médico Dr. Evaristo
Chavez, recriminándosele porque había accedido a inocular a Carrión, sabiendo
de los peligros que ello acarrearía, alrededor de ello se tejió toda una
historia legal, de la que al final fue exculpado, una de las razones fue que se
vivía una época de la medicina en que las inoculaciones se hacían para conocer
in corpore (en el mismo cuerpo de los científicos) las manifestaciones de las
enfermedades. Antes y después de Carrión muchos investigadores médicos
recurrieron a las inoculaciones como medio supremo de hacer algún
descubrimiento notable. El doctor Villar citó una larga lista de inoculaciones
famosas en su carta explicativa de la experiencia de Carrión a la muerte de
éste. De estos, menciona el del médico Caré que, seis meses antes, se había
inyectado sangre de un paciente con osteomielitis y fue aclamado en el Congreso
Francés de Cirugía. El caso más notable posterior a Carrión fue el de Jesse
Williams Lazear, médico de Baltimore (EEUU) y miembro del equipo del doctor
Walter Reed, que se dejó inocular por los mosquitos en su afán de conocer la
transmisión de la fiebre amarilla y murió por esta enfermedad a la edad de 34
años en La Habana en 1900. Lazear es considerado mártir de la medicina
norteamericana..
Pese a todo lo que se diga la muerte de Daniel A. Carrión demostró
fehacientemente que la Fiebre de la oroya y la Verruga Peruana eran parte de la
misma enfermedad, demostró también que se obtenía por inoculación de elementos
infecciosos, no precisados en aquel entonces.
Posteriormente en 1909, el médico Argentino (pero Peruano de Corazón)
Alberto Barton cuando ya llegaba la era de la microbiología a nuestro país,
descubre al agente causal de la Enfermedad de Carrión, se trataba de una bacteria
alargada (bacilo) a la que se le llamó en honor a su descubridor la Bartonella Baciliformis.
Asimismo en 1913 Charles Townsend
(EEUU) demuestra que la Bartonella se inoculaba ,efectivamente, por la picadura
de un mosquito conocido desde tiempos inmemoriales como Titira, perteneciente
al Género Lutzomia cuyo nombre científico es Phelobotomus verrucarum, y este
insecto habitaba en las zonas de la vertiente occidental de los Andes tales
como Huarochirí y zonas aledañas, que eran los sitios por donde se estaba
construyendo las rieles del Ferrocarril Central rumbo a Oroya, todo lo cual
explicaba ahora con más claridad sobre la Epidemiología, Etiología y Cuadro
Clínico de esta enfermedad que tenía un 20% de mortalidad en esa época donde
los antibióticos aún no existían, ahora se sabe que hay muchos medicamentos
para tratar eficazmente esta enfermedad (Quinolonas, cloranfenicol, macrólidos,
etc.).
Mucho se podrá decir de la actitud de Carrión, acaso algunos (que nunca
han de faltar) denigren su muerte provocada, pero lo que sí queda claro es que
su muerte no fue en vano, contribuyó notablemente al conocimiento de esa
enfermedad que a partir de entonces se le conoce como Enfermedad de Carrión, o
Bartonellosis.
El móvil que llevó a Carrión a
realizar su experiencia fue el deseo de conocer el pródromo (Incubación o fase
previa) de la enfermedad de verrugas para oponerle tratamiento adecuado y
evitar el error diagnóstico. Este concepto es esencial para entender su
proceder pero ha sido tergiversado en el tiempo. Este móvil fue confirmado por
los testigos presenciales Julián Arce y Leonardo Villar, así lo dijo el mismo
Carrión y así fue transcrito por Casimiro Medina y los otros cinco compañeros
que lo asistieron en la obra que publicaron en el año siguiente, y así fue
publicado por El Comercio cuando ocurrió el fatal desenlace.
Como dice el Dr. Peñaloza Jarrín : “La obra de Carrión es admirable no
solamente desde el punto de vista científico; sino también, desde el punto de
vista ético, por la actitud de arriesgar la propia existencia en aras de un
ideal científico en beneficio de la humanidad doliente. Ello refleja un elevado
valor moral.
El suelo de Tarma tuvo el honor de acoger los pasos del notable
estudiante y los claustros de nuestro
Colegio “San Ramón” fueron los mudos testigos del desempeño estudiantil de
Daniel Alcides Carrión, Tarma entera se siente orgullosa de haber cobijado
alguna vez a un grande de la Medicina Mundial.
¡¡¡GLORIA A DANIEL ALCIDES CARRIÓN, NUESTRO MARTIR DE LA MEDICINA PERUANA!!!
¡¡¡FELIZ 05 DE OCTUBRE, DIA DE LA MEDICINA PERUANA!!!.
BIBLIOGRAFIA:
1)
Peñaloza
Jarrín, José/Maguiña Vargas Ciro. “DANIEL A. CARRION, Biografía, La Enfermedad
de Carrión y otras Bartonellosis”, Perú 2011.
2)
Deza
Bringas, Luis : “DANIEL A.
CARRION”, Editorial Brasa S.A. Perú,
1994.
3)
“Torres
Vitolas, José : DANIEL A. CARRION”, Ediciones EL Comercio, 2003.
Estimado Moises, veo tu interés en este tema y me alegro. Y lleno de curiosidad quisiera hacerte una pregunta y es acerca de la casa que esta junto al primer colegio en la plaza de armas. Es una casa con balcón de arcos como un balcón cerrado, justo al lado del local del primer colegio. ¿Tiene información de esa edificación?
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