JOSE GALVEZ MORENO, EL HEROE OLVIDADO DE TARMA
(En el dìa de su Natalicio, 18 de Febrero de 1850)
Dr. Moisès Tacuri Garcìa
“El patriotismo es la cuna del sacrificio.
Por esta sola
razón no se dan las graciascuando uno cumple con su deber”.
Lajos Kossuth (1802-1894) Político y patriota húngaro.
Quiero en un intento primario rescatar de los anaqueles de la historia
empolvada por el tiempo a este ilustre personaje al cual Tarma le debe brindar
un justo reconocimiento que desde hace décadas verdaderamente se lo merece.
La historia de su egregia vida empieza en la ciudad de Tarma, un 17 de
Febrero de 1850, cuando Josè Galvez Moreno abre los ojos en el lìmpido cielo
azul tarmeño, hijo de José Gálvez Egúsquiza (político y héroe del combate del
Dos de Mayo del Callao) y de la matrona tarmeña Ángela Moreno y Maíz. Siendo
esta bella dama la razón por la que su padre, Cajamarquino de nacimiento, se
afincara en nuestra ciudad.
Sus estudios escolares los realizò en el Colegio Guadalupe en la ciudad
de Lima toda vez que por el cargo y profesión de su padre ameritaba estar en la
capital, ingresó a la Escuela Naval y se recibió de guardiamarina en 1865.
Presto servicio en la fragata América y luego en la fragata Apurímac, a bordo
de la cual luchó en el combate de Abtao, siendo promovido a alférez de fragata
en abril de 1866.
Después del combate del 2 de mayo de 1866, asistió al reconocimiento de
los restos de su padre, logrando identificarlos. Poco después dejó el servicio
y pasó a estudiar en el extranjero. Se reincorporó en octubre de 1870 y
completó sus estudios en la Escuela Naval. En junio de 1871 pasó a servir en la
corbeta Unión. En octubre de 1872 viajó a Inglaterra como miembro de la
comisión encargada de supervisar la construcción de las cañoneras Chanchamayo y
Pilcomayo.
Debido a la crisis que atravesaba por entonces la marina peruana,
Gálvez ofreció sus servicios a la Armada Británica y fue aceptado. Intervino en
numerosas acciones bélicas, en las que se distinguió. Pero solicitó su baja al
iniciarse la Guerra del Pacífico y volvió al Perú, reincorporándose a la marina
peruana. Formó parte de la dotación del monitor Atahualpa en la que tuvo
destacada actuación en la defensa del puerto del Callao.
Cuando el presidente Mariano Ignacio Prado viajó a bordo del Paita en
diciembre de 1879 con rumbo a Estados Unidos y Europa, para gestionar la
remisión de armamentos, José Gálvez Moreno lo acompañó, conjuntamente con Jorge
Tezanos Pinto y Celso Zuleta, pero al llegar a Nueva York se enteraron que el
presidente había sido depuesto por la revolución de Nicolás de Piérola. Gálvez
permaneció dos meses en Estados Unidos en comisión de servicio, y al retornar
al Perú se embarcó nuevamente en el monitor Atahualpa, por disposición superior
del 14 de marzo de 1880, a órdenes del comandante Juan José Raygada.
Su acción màs heroica ante los enemigos del Sur fue en el Combate del
25 de mayo de 1880 entre la torpedera chilena “Janequeo” y la lancha peruana “Independencia”,
esta última comandada por José Gálvez.
Al aparecer la escuadra chilena en el Callao, desde el 10 de abril de
1880, el puerto quedó bloqueado, la plaza cortada en sus comunicaciones por la
vía marítima, y sometida esta parte del litoral a la vigilancia enemiga. Al
iniciarse los bombardeos el 22 de abril, José Gálvez participó activamente en
la defensa. En la noche del 24 de mayo, fue destinado al servicio de ronda en
la rada del Callao, a bordo de la lancha Independencia. Después de tres horas
de patrullaje, cuando regresaba a su base, a las dos de la madrugada del día
25, trabó combate con las lanchas chilenas “Guacolda” y “Janequeo”. En estas
circunstancias, el cañón de la Independencia se descompuso y la ametralladora
se averió. La Independencia llevaba un torpedo de 100 libras de pólvora. En un
instante el practicante de medicina Manuel S. Ugarte (Segundo al mando)
aprovechando la agilidad y fortaleza que el deporte le había dado (toda vez que
era un gran nadador), cargó y lanzó el artefacto a la cubierta de la
embarcación enemiga no sin antes haberlo encendido tras cortar la mecha con la
ayuda del cabo Emilio San Martín; luego Gálvez de acuerdo a lo simultáneamente
convenido hizo fuego sobre el torpedo, consiguiendo que estallara al segundo
disparo. Como resultado, la “Janequeo” se hundió y la “Independencia” de Galvez
y sus hombres zozobró. Ugarte y San Martín (más próximos al estallido) murieron
en el acto, mientras que a Gálvez la explosión le alcanzó en el aire y lo
empujó al mar, siendo rescatado por el marinero Pedro Villanueva, que lo
mantuvo a flote. Poco después llegó la otra embarcación chilena, la “Guacolda”,
que recogió a los sobrevivientes.
la tripulación de la lancha “Independencia” el día del combate era:
guardiamarina Emilio San Martín, practicante de medicina Manuel Ugarte, 9
tripulantes del monitor Atahualpa (Ramón Caso, Mayordomo de 2° Cámara; John Mc
Donald, Cabo de Mar, norteamericano; Andrés Gouden, Timonel de combate,
francés; y los marineros Eleuterio Medina, Maximiliano Mondragón, Pablo
Villanueva, Francisco Villalva, Felipe Castillo y Eduardo Rivera) y 4
tripulantes del transporte Rímac (Pedro Falcón, 4° Ingeniero; José A. Grandall,
Ayudante de Máquina, y los fogoneros Diego Martínez y Sebastián Heredia).
Cuenta el propio Josè Galvez Moreno , sobre este acto heroico, en un
reporte dado Al señor Capitán de navìo, Mayor de órdenes del departamento:
“Lima, Mayo 29 de 1880.
Señor Capitán:
Cumplo con el deber de poner en conocimiento de V. S. lo ocurrido en la
noche del 24 del presente mes, mientras desempeñaba la comisión que se me
confió por la mayoría, poniendo a mis órdenes la lancha a vapor Independencia.
A las 11 P. M. tomé el mando de la lancha, teniendo bajo mis órdenes al
guardiamarina San Martín y 13 hombres más, entre maquinistas, timonel y gente
de mar, habiéndose embarcado también el practicante de medicina don Manuel
Ugarte, que había obtenido permiso para acompañarme en esa expedición.
Desde las 11 P. M. hasta las 2 A. M. nada ocurrió de extraordinario, y
estando a esa hora cumplido el encargo que había recibido, me disponía a
regresar, cuando noté que una lancha chilena se dirigía del cabezo de la isla
al lugar donde se hallaban los buques neutrales. Como era de mi obligación,
avancé sobre esa lancha y disparé sobre ella por cuatro veces el cañón que
llevaba. Desgraciadamente los cáncamos faltaron y el cañón quedó inutilizado,
para nuevos disparos.
La lancha chilena, de mucho mayor andar que la nuestra, se puso fuera
de nuestro alcance y ordené entonces la retirada. Algunos momentos después
divisé que la lancha que había perseguido, acompañada de otra de mayor porte y
de dos chimeneas, se dirigían contra la mía, cortándole la retirada. El mayor
andar de esas lanchas les permitió realizar su propósito y en pocos momentos
las tuve al alcance de tiro de fusil. En el acto ordené hacer fuego con la
ametralladora de mi embarcación y con los fusiles que llevaba; mas, por una
nueva fatalidad, la ametralladora se descompuso y me encontré sin medios de
ataque contra un enemigo más fuerte, y que se aproximaba con gran rapidez.
Con la lancha llevaba un torpedo del peso de 100 libras de pólvora
común, y sin perdida de tiempo y ayudado por el señor Ugarte prendí la mecha
aplicándole la luz de la lámpara, y mantuve en peso el torpedo hasta que la
proa de la más grande de las lanchas chilenas tocó con la popa de la nuestra.
El señor Ugarte y yo lanzamos el torpedo sobre la cubierta de la lancha
enemiga, y como se me ocurriese que la mecha de 5 minutos podía dar tiempo para
que la cortasen o para que arrojasen al agua el torpedo y quedase sin resultado
mi proyecto de hacer volar esa embarcación, hice fuego sobre el torpedo con el
arma que tenía, consiguiendo que estallase al segundo disparo.
El señor Ugarte y yo fuimos lanzados con la explosión al fondo de
nuestra lancha, y aunque yo quedé aturdido con el golpe, sentí que los enemigos
nos hacían fuego con sus ametralladoras. A los pocos minutos el agua inundaba
los fondos de la Independencia, y comprendiendo yo que zozobraba intenté
desembarazarme del capote y ropa de abrigo que llevaba; el marinero Pablo
Villanueva que solo había sufrido una ligera contusión, me ayudó a desembarazarme
de esas prendas, pues a mí me habría sido imposible hacerlo. La Independencia
se sumergió arrastrándonos consigo; mas, por fortuna mía, luego que tocó fondo
pude con grandes esfuerzos llegar a la superficie, de donde fui tomado pocos
momentos después por un bote chileno.
Con la cara y las manos quemadas por la explosión del torpedo, ciego y
casi sordo en los primeros momentos y muy estropeado con la caída, apenas podía
darme cuenta de lo que pasaba. Llevado al Blanco Encalada, fui trasladado esa
misma mañana al Kielder Castle, habiendo recibido en ambos buques los auxilios
que mi estado requería.
Entre los mismos chilenos que me dirigieron la palabra se encontraba el
teniente señor Señoret, quien me dio la noticia de que la lancha que él mandaba
se había ido a pique junto con la mía; pero que más afortunado que yo, solo
tenía una ligera herida en el brazo.
No puedo dar razón segura de los daños causados al enemigo, pero por
nuestra parte tengo la triste certidumbre de que hemos perdido al intrépido
señor Ugarte, guardiamarina señor San Martín y algún otro más, pues en el fondo
de la Independencia hábil tres cuerpos que sentí junto a mí al zozobrar la
embarcación y que no habrán podido salir.
Deber mío es, señor mayor de órdenes, recomendar al Supremo Gobierno
por el digno órgano de V. S., el buen comportamiento de los tripulantes de la
Independencia, pues todos ellos cumplieron con valor su obligación,
distinguiéndose el practicante señor Ugarte, que no vaciló en sacrificarse
ayudándome a arrojar el torpedo que destruyó la lancha chilena y la nuestra,
antes que ésta fuera presa o destruida por los enemigos.
También debo recomendar al marinero Pablo Villanueva, pues en momentos
de zozobrar la Independencia, arrostrando los fuegos enemigos que se hacían
sobre nuestras cabezas, porque las lanchas chilenas, mucho más altas que la
nuestra, nos dominaban por completo, ofreció sacrificarse conmigo y contribuyó
a salvarme la vida.
V. S. se servirá elevar este parte al conocimiento del Supremo
Gobierno, quedándome la satisfacción de haber hecho por mí parte cuanto he
podido para cumplir mis deberes de marino y de ciudadano.
Dios guarde a V, S.
No pudiendo firmar por tener heridas las manos; lo hace a mi ruego mi
hermano don Justiniano A. Gálvez.
Por José Gálvez, teniente 2º de la dotación del Atahualpa,
JUSTINIANO A. GALVEZ,
Al señor Capitán de navío, Mayor de órdenes del departamento.”
Gálvez gravemente herido fue llevado a la cubierta del acorazado “Blanco
Encalada”. Tenía el rostro y las manos quemadas, sin cabellos, la nariz y la
clavícula rotas, y un fierro atravesado en el brazo. También sufría de ceguera
temporal. Al saberse que se trataba del hijo del héroe del 2 de mayo Josè
Galvez Egusquiza, los chilenos, recordando que alguna vez pelearon Chile y Perù
juntos ante una escuadra Española, no quisieron que muriera a bordo del buque
insignia de la armada chilena, y lo devolvieron al Callao, canjeándolo por un
prisionero chileno.
Refiere textualmente la crònica Chilena hecha por Galvarino Riveros al
Señor Ministro de Marina de Chile, lo siguiente
: “… La postración en que se
halla el oficial herido (Se referìa a Josè Galvez Moreno) , con la cabeza
abrazada, roto un brazo y talvez dañado interiormente a causa de la explosión
del torpedo, no permitía exponerlo a las molestias de un viaje; y he creído
preferible, obedeciendo a un sentimiento de humanidad, el ponerlo a disposición
de la autoridad de esta plaza. He indicado, sí, la condición de que ese oficial
sea canjeable durante esta guerra si se presenta el caso de poder efectuarse
ese canje…”
Dicho canje se efectuó sin mayores inconvenientes . Al traérsele a Galvez al Callao oyó voces
amigas (pues no veía) y preguntó:
¿Dónde estoy?
El guardiamarina Carreño le
respondió:
“Con peruanos mi teniente”
“Gracias a Dios que puedo
hablar”
Por esta acción, José Gálvez se
transformó en un héroe viviente. Por Resolución Legislativa del 25 de octubre
de 1891, se le dio a José Gálvez una pensión vitalicia de S/. 200 mensuales, a
los herederos del practicante de medicina Manuel Ugarte una pensión de S/. 100
mensuales y a Martina Peña, madre del guardiamarina Emilio San Martín, una
pensión vitalicia de S/. 50 mensuales
Gálvez se recuperó tras largo y cuidadoso tratamiento y por Decreto
Supremo del 28 de mayo de 1880, suscrito por Nicolás de Piérola, se le otorgó
la Cruz de Acero de segunda clase. Siguió luchando contra el invasor junto al
general Andrés Avelino Cáceres en la Campaña de la Breña, formando parte de la
famosa “ayudantina” o grupo de jóvenes oficiales que oficiaban de ayudantes del
“Brujo de los Andes”. En 1882 fue ascendido a capitán de corbeta.
(Ayudantina del General Andrès Avelino Càceres, donde se aprecia a Josè Galvez Moreno, señalado por la flecha, esta ayudantina estaba conformada por patriotas y era el grupo que decidìa de la mano de Càceres las acciones militares a tomar durante la Resistencia de la Breña)
Finalizada la guerra, Gálvez continuó actuando en la Marina de Guerra
del Perú, alcanzando la clase de capitán de fragata en 1885.
Sin embargo no todo acabò con el “Tratado de Ancòn”, firmado por el
diplomático peruano José Antonio de Lavalle, y su similar chileno, el embajador
Jovino Novoa, ante la anuencia del General peruano Miguel Iglesias y que puso
fin, aparentemente, al conflicto con los chilenos.
Andrès Avelino Càceres, nunca
estuvo de acuerdo con la Decisiòn de Miguel Iglesias por lo que habrìa que
entrar a una etapa de lucha fratricida entre peruanos, pero lamentablemente
necesaria en esas circunstancias, pues este tratado tenía puntos verdaderamente
humillantes como eran :
1.- Cesión de la provincia
peruana de Tarapacá con Iquique y la faja costera boliviana con Antofagasta y
Cobija.
2.- Pago de una compensación de guerra de 20
millones de pesos.
3.- Devolución de las propiedades confiscadas
por Perú y Bolivia a ciudadanos chilenos.
4.- Devolución del barco de transporte chileno
Rimac, capturado por un barco de guerra peruano.
5.- Anulación del tratado secreto existente
entre Perú y Bolivia y renuncia a la formulación de una Confederación
Perú-Boliviana.
6.- Derecho de ocupación del territorio
peruano de Moquegua, Tacna y Arica hasta el cumplimiento de las condiciones
antedichas.
7.- Obligación del Perú de no
transformar Arica en plaza fortificada.
En dicho tren capturado, Cáceres
marchó con sus tropas a Lima y derrocó a Iglesias.
Gálvez desempeñó también la Subprefectura e Intendencia de Policía de
Lima y fue elegido diputado por la provincia de Hualgayoc.
Josè Galvez Moreno tuvo un trágico final en una de las salas del Club
de la Unión, dejando una viuda (Enriqueta Evens Evens, de nacionalidad
británica) y cinco hijos.
Por todo lo antedicho, Josè Miguel Galvez Moreno, debe de tener un
reconocimiento que verdaderamente vaya de acuerdo a todo lo que diò al
Paìs. Un busto puesto por los oficiales
de la Marina de Guerra del Perù en la plaza de Armas de Tarma en el año de
1971, fuè retirado y actualmente yace en un rincón de la entrada de nuestro
Municipio Tarmeño en un lugar nada decoroso, pidiendo silenciosamente ponerlo
en el lugar que este gran hombre de Tarma y el Perù, verdaderamente se lo
merece.
Gloria a nuestro ilustre héroe tarmeño, Don Josè Miguel Galvez Moreno,
en el dìa de su cumpleaños, 17 de Febrero de 1850 !!!
BIBLIOGRAFÌA :
1)
“Josè
Galvez Moreno, Biografìa”, Wikipedia, la enciclopedia libre : http://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_G%C3%A1lvez_Moreno
2)
Linares
Mascaro, Ernesto : “José Gálvez y el combate del 25 de mayo de 1880”, Blog
Variedades : http://elinaresm.blogspot.com/2010/05/jose-galvez-y-el-combate-del-25-de-mayo.html
3)
Palomino
Vega, Alejandro : “La participación de los Tarmeños en la Guerra con Chile”,
Editorial Dennis Morzàn , lima 1976.
4)
Galvez
Barrenechea, Josè : “Obras Completas”, Editorial OKURA EDITORES, lima 1985.
5)
Basadre
Grohmann, Jorge: Historia de la República del Perú. 1822 - 1933, Octava
Edición, corregida y aumentada. Tomo 7, pág. 1845; tomo 8, pág. 1991. Editada
por el Diario "La República" de Lima y la Universidad "Ricardo
Palma". Impreso en Santiago de Chile, 1998.
6) Saona, Jonatan : CAPITÁN DE FRAGATA JOSÉ GÁLVEZ MORENO, Ayudante de Cáceres en La
Breña. Direcciòn Web : http://gdp1879.blogspot.com/2009/01/jos-glvez-moreno.html
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